La Sentencia del Tribunal Supremo de 1 de diciembre de 2021 recuerda que la compensación económica «adecuada» no lo es sólo sobre lo que el trabajador deba percibir para la ejecución de la cláusula sino también sobre lo que el trabajador deba devolver en caso de incumplimiento.
Subraya esta Sentencia la distinta proyección de la autonomía de la voluntad en el orden civil y en el orden social.
Las cláusulas de no competencia, tanto durante la vigencia del contrato como una vez extinguida la relación laboral están contempladas en el artículo 21 del Estatuto de los Trabajadores, siempre que se proteja un efectivo interés comercial o industrial y «que se satisfaga al trabajador una compensación económica adecuada».
Dicho artículo también prevé las consecuencias para que el trabajador recupere su «libertad de trabajo», pero dentro de la empresa, perdiendo su derecho a la compensación económica que hasta el momento venía percibiendo.
¿Pero cuál era la consecuencia de la vulneración de la competencia una vez fuera de la empresa? El Estatuto de los Trabajadores remite al «pacto de no competencia», limitándolo en el tiempo (2 años para técnicos y 6 meses para el resto de trabajadores) y en el fondo (efectivo interés comercial y compensación económica adecuada).
Por tanto, si bien estas cláusulas se pueden acordar como compensación de daños y perjuicios (cláusula penal del artículo 1152 CC para sustituirla por la indemnización de daños y perjuicios) y fijar su cuantía, lo que el trabajador debe devolver en caso de incumplimiento de dicha cláusula sujeta al orden social ha de ser «adecuada», por tanto, no superior a lo percibido. Incluso, entendemos que los «daños y perjuicios», en el caso de no haber pactado una cláusula penal, también estarán limitados a la cuantía percibida.
